Ser feliz es una de las aspiraciones de casi todas las personas y aún así, el mecanismo de la felicidad resulta muy complejo y difícil de desentrañar. 

1) Definición de felicidad 

Para empezar, la mayoría de nosotros tendrá una opinión distinta sobre lo que es ser feliz, aunque en la mayoría de los casos lo relacionaremos con otras palabras como disfrute, despreocupación, gozo, prosperidad e incluso algunos dirán “éxito”, aunque de este último hablaremos más adelante.

Sin embargo, según las investigaciones, la felicidad se relaciona más con la cantidad de momentos positivos, que con la intensidad de dichos momentos. Es decir, se parecerá más a una suma de emociones positivas a lo largo del día, y no tanto a una explosión de gozo momentáneo.

2) Felicidad pasajera. 

Resulta increíble la capacidad de adaptación del ser humano, un recurso que tenemos para sobrellevar las situaciones adversas y volver a subir a la superficie después de haber estado muy hundidos.

Esto mismo nos pasa al revés, después de un momento de mucha alegría, ese disfrute no es eterno y volvemos a nuestro nivel habitual. A este fenómeno se le llama “adaptación hedónica”, que viene a significar que ningún incremento de la felicidad es duradero.

Tenemos muchos ejemplos, comprarnos un coche nuevo, mudarnos a una casa más grande, o incluso, una aspiración de muchos, que sería tener unos ingresos más elevados. Pero lo cierto, es que una vez conseguido todo eso, volveremos a nuestro nivel de felicidad basal (el nivel de felicidad que cada uno tenemos y viene determinado genéticamente).

No deberíamos olvidar lo bueno que nos pasa.

3) Éxito y felicidad

La relación entre éxito y felicidad es muy compleja y una de los que más intenta estudiar la ciencia a día de hoy. A simple vista, tendemos a pensar que las personas con éxito son más felices, así que esperamos que las cosas empiecen a salirnos bien,  tener un golpe de suerte, y así ser más felices.

Sin embargo, uno de los estudios más recientes y longevos que se ha hecho en este sentido, parece demostrar lo contrario. Realmente son las personas más felices las que tienen más éxito. 

Es decir, se ha comprobado que las personas más felices muestran conductas tales como una percepción positiva de si mismos y de los demás, sociabilidad, cooperación, conducta prosocial, bienestar físico, solución de problemas o creatividad. 

En línea con esta idea, numerosos estudios han mostrado ya que la felicidad precede al éxito en el trabajo, las relaciones y la salud.

4) Felicidad y trabajo.

Tal como ocurre con el éxito, a veces pensamos que si tuviéramos un trabajo mejor seríamos más felices y los estudios vuelven a enseñarnos lo contrario.

Las personas que se sienten bien hacen mejores entrevistas de trabajo, son evaluadas más positivamente por sus compañeros, muestran menos signos de hartura y muestran mejor rendimiento en general. Puede ser porque estas personas pueden establecer mejores relaciones con otros compañeros o simplemente porque se sienten mejor con lo que hacen.

Sea como sea, al final, si somos más felices, todo nos resulta más fácil, hasta trabajar.

5) ¿Cómo incrementamos la felicidad?

Una de las ideas que conviene conocer es que el nivel de felicidad de una persona depende fundamentalmente de tres factores: en primer lugar, un determinado nivel basal de felicidad que cada persona tiene y que está genéticamente determinado. En segundo lugar, lo que la persona hace por ser feliz. Y en último lugar,  las circunstancias que rodean a la persona.

Nuestro nivel basal supone la mitad de nuestro estado de felicidad. Pero lo realmente sorprendente, y más puede animarnos, es que lo que la persona hace por ser feliz, tiene un peso cuatro veces mayor, que las circunstancias que nos rodean.

Con lo que, a un determinado nivel basal, si nos empeñamos, conseguiremos ser más felices.

No nos podemos olvidar de la adaptación hedónica, de la que ya hablamos, y que nos hará volver a nuestro nivel basal después de un episodio positivo. Lo que, según la investigación, hay que hacer, es variar la forma en la que normalmente llevamos a cabo actividades que nos producen bienestar, para no acostumbrarnos al disfrute que producen.

Otra manera de incrementar la felicidad es a través de la conciencia, es decir, intentar controlar los pensamientos que nos produzcan emociones negativas y aumentar los pensamientos que producen emociones positivas.

Ser más felices sí es posible.

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