En el recuerdo de muchos adultos que fuimos jóvenes durante los ochenta está una serie de televisión llamada Fama, en la que una exigente profesora de baile les recordaba a sus alumnos que la fama cuesta, y que allí era donde iban a empezar a pagar, con sudor.
Nuestros pequeños dramas cotidianos arrancan en cosas aparentemente nimias, pero que nos sacan de quicio.
Es curioso como en muchas ocasiones hablamos del inconsciente. La mayoría de las veces lo imaginamos como un mundo subacuático por debajo de la superficie de la mente y del que, de vez en cuando, sale a la luz un trauma…

