“Mens sana in corpore sano” es una expresión del latín clásico que casi todos conocemos y que es un extracto de un poema del autor romano Décimo Junio Juvenal, allá entre el siglo I y II d.C. “Sátira X”.
En numerosas ocasiones, cuando escuchamos hablar de deporte, nos viene a la mente todos las ventajas a nivel físico que tiene. Pensamos en que puede ayudar a adelgazar, a estar más en forma, más fuerte, o incluso ya sabemos que ayuda a reducir el colesterol o el nivel de azúcar en sangre.
Todas estas y muchas más son ventajas tangibles del deporte, se pueden ver e incluso analizar con un mero análisis de sangre o simplemente mirándonos en el espejo
Sin embargo, en ocasiones olvidamos todos los beneficios no tangibles de la actividad física, pero que, sin lugar a dudas, mejora nuestra calidad de vida desde un punto de vista psicológico. Veamos algunos de ellos:
- Segrega neurotransmisores de felicidad.
El deporte es muy duro pero ¡merece la pena!. Al hacerlo, nuestro cerebro libera endorfinas, una sustancia química que produce sensación de felicidad y euforia.
Según numerosos estudios, puede aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad. Sólo tres veces a la semana durante 30 minutos es suficiente para notar una mejora en el estado de ánimo.
- Rebaja los niveles de estrés.
El ejercicio incrementa la producción de norepinefrina, un químico que modera la respuesta del cerebro y el cuerpo al estrés, reduciendo los síntomas que provoca.
Por tanto, nada mejor que la actividad física para liberar la tensión del trabajo o las preocupaciones diarias.
- Previene el deterioro cognitivo.
A medida que envejecemos, aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades degenerativas como el Alzheimer o la demencia. Se ha comprobado que el ejercicio previene la degeneración de las neuronas del hipocampo, pero también incrementa el nivel de materia gris en el cerebro, mejorando así las habilidades cognoscitivas de las personas, a la vez que previene el deterioro cognitivo.
Y, por si esto fuera poco, hacer ejercicio de forma regular previene el deterioro cardiovascular , y disminuye el riesgo de sufrir un infarto cerebral.
- Mejora la memoria
Un estudio publicado por Proceedings of the National Academy of Sciences (2012) y otra investigación, publicada por la Journal of the International Neuropsychological Society (2019), demostró que el ejercicio físico, sobretodo el aeróbico, mejora la memoria y la capacidad de aprendizaje al aumentar el flujo de sangre en el hipocampo, área del cerebro relacionada con estas dos capacidades.
- Aumenta la capacidad cerebral.
Con el ejercicio se crean más células nerviosas a través de células madre, a su vez las estimula para que se unan unas a otras, mejorando la “comunicación” entre ellas, lo cual ayuda a ser más productivos.
Una investigación de Vaynman, Ying y Gómez-Pinilla demostró que el entrenamiento aumenta la producción de una proteína conocida como BDNF ( Brain Derived Neurotrophic Factor), que se encuentra en el cerebro y que influye en la toma de decisiones, pensamiento, aprendizaje y productividad.
- Aumenta la autoestima.
El ejercicio mejora nuestra imagen física, y al vernos mejor, nos sentiremos mejor. Pero no nos confundamos, porque independientemente de nuestro peso, sexo, edad o complexión física, el deporte mejora la percepción positiva hacia uno mismo consiguiendo así que nos valoremos más y mejore nuestra autoestima.
Para concluir, el ejercicio físico es la forma más natural y fácil de mejorar nuestra calidad de vida, productividad, memoria, aprendizaje…. Después de saber todo esto, ¿aún estás dispuesto a renunciar a todos estos beneficios?.