¿Alguna vez has sentido que te auto-saboteas? ¿Te has dado cuenta que a menudo se cumple aquello que esperabas que fuera a ocurrir? Y entonces viene a tu mente la famosa frase “lo sabía….” o “ya te lo dije…”.

Pues bien, muchas de estas situaciones pueden suceder por lo conocido como “Profecía autocumplida”. Se trata de un sesgo en nuestra propia percepción, por el cual, actuamos en base a una creencia, en lugar de una realidad objetiva. Y por tanto, las consecuencias irán más ligadas a nuestra propia percepción que a la realidad en sí. 

Por ejemplo, un estudiante que asume que un examen es demasiado difícil y lo va a suspender. Independientemente de la dificultad de dicho examen, nuestro estudiante no prestará atención a los contenidos, dificultando su comprensión, aumentando la desmotivación,  y por tanto, limitando el estudio, lo que lleva a suspender el examen. Ahí tenemos la profecía autocumplida del estudiante.

Hay que tener en cuenta que este sesgo puede dirigirse hacia nosotros mismos o hacia los demás, dando por hecho cómo es una persona o cómo puede actuar. 

Te propongo que pares unos segundos para reflexionar sobre alguna ocasión en que pienses que esto te haya podido ocurrir. En el trabajo, con tu pareja, con amigos, en el deporte, con los estudios, o incluso con tus propios hijos. 

Ahora te propongo que analices bien esa situación y pienses hasta qué punto tu percepción de la misma era real o no. 

Todos nosotros estamos casi de manera constante adelantando situaciones, bien por experiencias pasadas, bien por lo que otros nos han dicho, o incluso, en base a nuestra propia personalidad más optimista o pesimista. Pero como ya hemos visto, que esto puede traer consecuencias, vamos a ver qué podemos hacer para limitar los efectos:

  • Presta atención a tus propios pensamientos, sobretodo en aquellas situaciones en que predigas algo negativo.
  • Piensa en las palabras que usas hacia ti mismo o hacia los demás. Estas palabras pueden condicionar el comportamiento.
  • Analiza bien la situación para detectar hasta que punto tu interpretación de la misma es objetiva o subjetiva.
  • Si te das cuenta de que tu interpretación es subjetiva, recuerda aquellas experiencias y situaciones positivas que hayan ocurrido.

No permitas que la profecía autocumplida llegue a limitar tu propia vida, tu propio potencial y el de los demás. 

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